En primer lugar,
agradeceros las palabras que dedicáis a los profesores que, a lo largo de estos
treinta años, hemos formado parte de vuestras vidas. Gracias por la oportunidad
que nos brindáis de expresar, con sinceridad, nuestras experiencias y
sensaciones. Estas palabras van
dedicadas a vosotros, alumnos y alumnas del I.E.S.“Juana I de Castilla”, de
aquellos años inolvidables para nosotros. La verdad es que tenéis una
memoria prodigiosa, como se ve en vuestros textos; después de tanto tiempo
¡Cómo recordáis hasta el más mínimo detalle!
Somos un grupo de
profesores que formamos parte del I.E.S. “Juana I de Castilla” desde el curso
1980-1981, hasta el 2005-2006, más o menos. Allí estuvimos, como mínimo, diez
años algunos y, cuando llegó el momento de la partida, el hilo que nos unía al “Juana
I”, y a Tordesillas, jamás se quebró.
Y no se quebró porque seguimos
viéndonos todos los jueves al mediodía; somos el Grupo de los Profesores de Tordesillas: a este grupo se unen otros
profesores, que también estuvieron en el centro, con motivo de alguna
celebración, o, simplemente, por no perder el contacto. Y siempre surge alguna
noticia que, de nuevo, nos lleva a rememorar aquella etapa inolvidable de
nuestras vidas. Sobre todo, cuando nos encontramos con alguno de vosotros y transmitimos
al grupo la buena noticia.
Efectivamente, sois
muchos los que nos reconocéis todavía, los que nos emocionáis con vuestras
palabras de agradecimiento hacia nuestra profesión y hacia nuestras personas y,
los que, de alguna manera, habéis justificado la grandeza de nuestra profesión.
No hay nada más gratificante que el
encuentro con vosotros y la oportunidad de revivir aquellos años, e interesarnos por el rumbo que ha ido tomando
vuestra vida.
Cuando recordamos esos
años, siempre surge la relación tan cercana y familiar que había entre
profesores y alumnos ¡Eran muchas horas las que pasábamos en el Instituto!
Recordad que había clases por la tarde. Lo mismo nos ocurría a los profesores.
La mesa camilla de la sala de profesores simbolizaba esa relación que iba más
allá de lo puramente profesional. Y de esa mesa formaban parte también el
personal administrativo, conserjes, bedel, hasta llegar a las relaciones de
amistad que establecimos con personas de Tordesillas y que permanecen intactas
todas hasta el día de hoy.
Es verdad que os
dedicamos todos nuestros esfuerzos, pero estos esfuerzos no hubieran cuajado si
no hubiéramos encontrado personas
honestas, respetuosas y capaces de asimilar, a veces con mucho tesón, todos
los conocimientos y valores que intentábamos transmitir. Nos consta, que en un rincón de vuestro corazón, siempre han
permanecido las vivencias forjadas en nuestro querido instituto.
Fuimos testigos, con
vosotros, del cambio de ubicación del centro, de los diferentes Planes de Estudio, de la fusión con el Centro de Formación Profesional;
meramente administrativa, porque estábamos ya en el mismo edificio. El I.E.S.
“Juana I” se hacía mayor. Nos dábamos cuenta de la enorme cantidad de alumnos
que llegabais de tantos pueblos de la comarca, de los que dais buena cuenta en
el escrito de presentación de esta conmemoración; y a esos lugares, tan
queridos para vosotros, también nos fuimos acercando, a través de vuestra
mirada particular.
También nosotros
seguimos mirando al I.E.S. “Juana I de Castilla” cada vez que vamos a
Tordesillas, con una mirada entre nostálgica y placentera y, ahora que nos
habéis dado la oportunidad de este reencuentro, se aviva esa llama del recuerdo
y se tensa más el hilo al que hacíamos referencia al comienzo.
No hemos querido
personalizar y, por eso, cuando tengamos la oportunidad de vernos, en fecha
próxima, llegará el momento de recordar aquellas anécdotas “especiales” que a todos nos alegrará
rememorar.
Nuestro último y
entrañable recuerdo de estos treinta años es para aquellos alumnos y profesores que
nos dejaron prematuramente.
Gracias por este emotivo texto, que tantos recuerdos me han evocado. Y gracias por la foto. Me ha costado reconoceros; no porque estéis muy mayores (!líbreme Dios de calumnia tal!), sino porque el tiempo pasa, la memoria mengua y los rostros se difuminan en el recuerdo. Pero sí, ahí distingo a mis entrañables profesoras Genoveva, Inmaculada y Carmen. Fui alumno del instituto entre 1987 y 1991. Uno de los menos brillantes, para qué mentir. Me pusisteis unas notas más bien bajitas (no merecía más, lo reconozco) pero yo con mi cinco ya era feliz cual perdiz. Una excelente idea lo de este foro nostálgico. Felicidades, "Grupo de Profesores de Tordesillas". Y gracias por acordaros de los viejos alumnos, que tantas cosas aprendieron con vosotros. Un saludo entrañable.
ResponderEliminar¡Qué fallo!
ResponderEliminarEn mi comentario anterior he recordado a tres profesoras. Genoveva, que nos explicó, sin trabarse la lengua, quiénes fueron los surrealistas, los creacionistas, los ultraistas y demás istas de nuestra Literatura. Inmaculada, que nos contó la Revolución Francesa con tanta emoción y detalle, que todos nos sentíamos un poco jacobinos, dispuestos a tomar La Bastilla a poco que nos provocasen. Y Carmen, que logró explicarnos, ¡sin sonrojarse!, qué consejo le daba Celestina a Areúsa para, con ayuda de su amigo Sempronio, curar su "mal de madre".
Pero... !me olvidaba de Alejandro, mi profe de Filosofía!. Sin él hoy estaría aún dando palos de ciego por el mundo sin saber identificar las distintas premisas del más elemental de los silogismos.
¡Gracias a los cuatro por tan entrañables recuerdos!