Llevo
varias semanas pensando qué voy a contaros del I.E.S. Juana I, y, durante todo este tiempo que he intentado escribir, la
imagen que, recurrentemente, me viene a la cabeza es la de aquel grupo de 15
profesores nuevos que, años ha, llegamos con destino definitivo juntos, con
toda la energía de la juventud, y de los que ya casi no queda nadie. Fue una
etapa muy ilusionante y siempre teníamos algo entre manos: proyectos de todo
tipo, celebraciones... y un montón de buenas ideas, algunas incluso
extravagantes, pero la juventud puede con todo.
En fin, todas esas experiencias que ayudan a crecer como persona.
Para
mí, aquellos años son como mi infancia
del trabajo. Me marcaron tanto para bien, que me he instalado en ellos.
Aquella es mi Tordesillas. Uno de mis
mejores recuerdos de aquella etapa es las reuniones que teníamos alrededor de una
mesa camilla que había en la sala de profesores. Al calor de aquel brasero se
gestaron grandes proyectos de centro: Alemania, Finlandia, Inglaterra, y
Canadá, por mencionar una pequeña muestra; además de innumerables exposiciones
en el hall, donde aprendimos todos de tantas disciplinas diferentes.
De
aquellas experiencias gané algunos muy buenos amigos y creo que no me equivoco
afirmando que para todos ellos el Juana I
es especial, pues el instituto no era solo
nuestro centro de trabajo.
También quiero mencionar, con especial cariño, mi
primera tutoría: un grupo de 3º de B.U.P., excelentes alumnos, con los que tuve
muy buena relación, y que espero se acuerden también de mí.
Con el paso de los años, el centro se ha ido
transformando: muros, aulas y personal hemos cambiado, muchos se han ido, otros
permanecemos, y algunos, incluso, han vuelto. Pero yo siento que el I.E.S. Juana I de Castilla
sigue manteniendo su espíritu y hospitalidad original.
Y tú, Isabel, ¿qué nos puedes contar del
Juana I?
Mi
llegada coincidió con la separación del antiguo I.E.S. Juana I de Castilla en dos, dando lugar al I.E.S. Alejandría.
Fue
un curso atípico, en el cual asistí a las celebraciones que conjuntamente se
hacían entre compañeros que ya estaban en I.E.S. diferentes, pero a quienes
unían lazos de muchos años… A ellas acudía con mis compañeros del Departamento
de Inglés, con quienes pronto comenzamos a compartir espacio común… actividades
e, incluso, amistad.
Desde
entonces, varias promociones de alumnos han pasado por aquí, con quienes he
compartido muchas horas de clase, pero también actividades extraescolares: teatro,
Sanabria, PRAE, salida a la Sierra, Intercambio, viajes a París, etc. (tampoco
es cuestión de hacer un recuento de todas), lo cual ha sido posible gracias a la colaboración entre el
profesorado, y a nuestra ilusión y ganas de motivar a los alumnos en aspectos
que van más allá del academicismo de las clases.
Lo
cierto es que guardo un grato recuerdo de todas las personas que ya se han ido (por
jubilación, traslado o, desgraciadamente, por otro motivo), y que me siento muy
a gusto trabajando con todos los que formamos esta comunidad educativa y espero,
igualmente, seguir haciéndolo en el futuro…
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