miércoles, 10 de mayo de 2017

Mi vida en el “Juana I de Castilla”…Sergio Centeno y David Rojo (alumnos de 2º de Bachillerato)

Mi vida en el “Juana I de Castilla”…Sergio Centeno.

En 2011 empecé a andar por estos largos pasillos y frías aulas; pocos hemos sido los privilegiados en elegir siempre sitio junto al radiador, y si es en la última fila, mejor, aunque algunos profesores con oído agudo pueden escuchar hasta los latidos de tu corazón. El IES “Juana I de Castilla” no es sólo un centro, un centro docente… El Juana es una familia, un hogar, que cada año, al igual que si fuera una casa, despide a sus estudiantes -que han encontrado su futuro gracias al trabajo coordinado con profesores, demás alumnos e incluso resto de personal del instituto-. También da la bienvenida cada año a nuevos miembros de la familia, acogiéndolos como si llevaran allí desde que aprendieron a caminar.

Paso a hablar de profesores; hay muchos tipos: el molón, el colega, la estricta, los que mandan deberes, los que desenfundan partes más rápido que un vaquero del lejano oeste la pistola… Hay varios que son mis favoritos:

-Los profesores que nos cuentan su vida, que llegas a decir, ¡pero cómo esta persona que está enfrente de mí ha vivido tantas historias! Vosotros sois unos verdaderos héroes.

-Los profesores que según tienen una guardia dicen la frase mágica: “si tenéis deberes, hacedlos  y si no, hablad,  pero en bajito”.

-Los que organizan excursiones.

-Los profesores colegas, que te podrías ir de fiesta con ellos/as y te lo pasarías mejor que cualquier noche.

Según vas avanzando y pasando más tiempo en el instituto, vas conociendo más a la gente e incluso sabiendo cosas del centro. Hay montonazos de consejos que se les puede dar a los nuevos alumnos. Por ejemplo, el radiador –como ya he indicado-, pero también se puede incluir que cuidado al volver a clase después del recreo, que igual te cae un balón y te toca llevarlo a conserjería.

Los primeros años vas a conserjería con timidez; a partir del segundo, ya ni usas la ventanilla, entras directamente y pides lo que sea a nuestras queridas conserjes.  El aula de usos múltiples es un horno. A los alumnos nos gustaría que los tentempiés del último día de curso sean para todos. Lo de subir la silla, en 1º ESO y 2º se ve, pero te das una vuelta por los demás pasillos y no ves ni una subida. Lo de no salir al pasillo en los 5 minutos lo mismo. Y ¿quién no se ha tomado con toda la calma del mundo el simulacro de incendios? ¿Y si era de verdad?


Y por último, una referencia al alma del instituto, sus alumnos: están los que desean ir a por la tiza o a por folios, las votaciones a delegado más corruptas de la historia, los chivatos, los habladores/as del fondo norte y sur, este y oeste -me incluyo en el fondo sur, que lo usamos también en los buses, no se sabe la razón, pero es así-. Están los que dan guerra, que aunque no tengan necesidad fisiológica alguna, cuando se les echa fuera de clase,  van al baño de cabeza, no falla. Me podía quedar aquí diciendo ejemplos otros 30 años.


Mi vida en el “Juana I de Castilla”… David Rojo.


Aquel año en el que pasábamos a un lugar totalmente desconocido para nosotros como era el instituto, en el que de los chicos del colegio éramos los más mayores, pero que del instituto íbamos a ser los más pequeños.

En cuanto al instituto se refiere, desde que entré hasta ahora han cambiado muchas cosas y han surgido otras, como la radio, algo que propuso la profesora de Música, Susana, y que buscaba con mucha inquietud. La radio la estrenamos los chicos de 3º ESO, porque en este curso se da Música y en ella he hecho programas con Laura (compañera de clase).

En primero de la ESO recuerdo que nos castigaron a toda clase porque empezaron a tirar bolis por la ventana, los cuales estaban en la mesa del profesor y eran para repartirlos; se descubrió quiénes fueron esos alumnos y les hicieron comprar una caja de bolis nueva. Respecto a los demás cursos, en 2º de la ESO tuve una profesora de mate que era bióloga y que no tenía ni idea de dar Matemáticas, por lo que no sabía dar clase y siempre mandaba a la gente que daba guerra a jefatura de estudios, vamos que las clases de mate en este curso fueron un show. Cabe  destacar, en estos dos cursos, las excursiones que realizábamos, eran bastantes para lo que estábamos acostumbrados respecto al colegio.


En los siguientes cursos, cabe destacar el cambio de profesores constantemente; bien debido a bajas o bien debido a que eran profesores interinos; en 3º tuve un profesor que me gustaba mucho, que era Ricardo, quien da Física y Química y se fue del instituto ya que era interino y ha vuelto este año otra vez. 


Así llegamos hasta el curso en el que estoy ahora (2º de Bach), en el cual los profesores nos exigen mucho más, ya que es el último curso antes de llegar a la Universidad y también debido a que acaba antes.








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