martes, 28 de febrero de 2017

Mi vida en el "Juana I de Castilla"... Lidia de la Cruz (antigua alumna)

Mi experiencia en el IES Juana I de Castilla.

El año que empecé 3º E.S.O.  tuve que elegir entre ir al instituto "nuevo" (I.E.S. Alejandría) o al "viejo" (I.E.S. Juana I de Castilla), así que, lo primero que se me vino a la mente cuando me dijeron que el Juana I cumplía su 30 aniversario fue, ¡¡cuántos años tiene mi antiguo instituto!!

Volviendo la vista atrás, lo que era entonces un mundo, ahora no parece ni la mitad de importante. Tengo grandes amistades que han perdurado, aunque la mayoría hemos tomado rumbos tan dispares que el volverse a encontrar es cuestión de puro azar. Recuerdo a gran parte de los profesores,  los viajes a Italia y a París, la época de exámenes... Todo lo cual  fue una pequeña preparación para lo que se avecinaba tras el instituto.

Ahora, cuando paso por delante del "instituto viejo",  veo que ha cambiado (¡ahora hay radio!) y a la vez sigue siendo el mismo. Así que solo me queda decir: ¡feliz aniversario y a continuar enseñando muchos años más!

Con cariño,


Lidia de la Cruz.

jueves, 23 de febrero de 2017

Mi vida en el "Juana I de Castilla"... Raquel Alonso (antigua alumna)

Yo estudié en el “Juana”. Sí, lo digo con orgullo y entenderéis por qué.
Recuerdo mi primer año, allá en el instituto “viejo” con horario de mañana y tarde, ¡impensable hoy en día! Mis recuerdos son vagos, envidio a los que tienen esa memoria prodigiosa y son capaces de recordar hasta el más mínimo detalle de sus vidas. Yo no, pero sí tengo en la memoria una clase enorme, ¿cuántos éramos?, ¿cuarenta? Yo, en primera fila, y la mayoría de mis conocidos en otras clases. Mi tutor, un profesor de Dibujo, muy majo, pero que me hizo sudar “tinta china” para poder realizar las láminas; en Historia, María; en Matemáticas, Miguel Ángel… El siguiente curso, si no me falla la memoria, lo inicié en el instituto nuevo, hace ahora treinta años. ¡Qué maravilla no tener clase por la tarde! De este curso me viene a la memoria una compañera de un pueblo a la que, para preguntar dudas o deberes, tenía que ir a casa de una tía que tenía teléfono para poder hablar con ella. Qué tiempos aquellos, sin teléfono, móvil, whatsapp… y con mi primer ordenador al que tenía que poner CLS para borrar la pantalla o PRINT para que escribiese. En cuanto a la vida en el aula, cómo no acordarse de la primera vez que estudié Latín, Informática, Física y Química y Francés. Sí, recuerdo que el Francés era voluntario, un día a la semana, a última hora, con Carmen, profesora con la que años más tarde he tenido la oportunidad de trabajar como compañera. Y mi primer y único suspenso en un examen en todo el Bachillerato, Religión, ¿os lo podéis creer? ¡Y con el libro delante!
Pero lo que realmente marcó mi vida, personal y profesionalmente fueron los años de tercero de B.U.P. y C.O.U. Y su causa tiene un nombre propio María Victoria Debán, Mariví, mi profesora de Matemáticas en ambos cursos. Yo siempre tuve vocación de profesora, pero fue conocerla y tuve claro que quería ser profesora de Matemáticas. Ese fue mi objetivo desde entonces y así se ha cumplido. Sus explicaciones, las mejores; su exigencia, la máxima. No tengo palabras para agradecer cuánto aprendí de ella. El destino quiso que coincidiéramos trabajando juntas un trimestre y agradezco esta oportunidad de poder hacer público estos sentimientos. Nunca se lo he dicho, quizás por timidez. Ahora, que yo también soy profesora, me doy cuenta de lo importante que es agradecer a los profesores su trabajo, su dedicación diaria… qué poco lo he hecho y cuánto les agradezco a cada uno de ellos la educación que he recibido, no solo en conocimientos, sino en valores, en la forma de afrontar las situaciones, en su apoyo incondicional… He tenido la suerte de que mis alumnos, en varias ocasiones, me hayan demostrado su afecto y siento el deber de hacerlo yo con los que han sido los míos. He querido que sea Mariví el foco de atención pero de todos ellos (José Luis, Joaquín y Manolo, de Física y Química; Saturnina, de Geografía e Historia; Carmen y Belinda,  de inglés; Carmen, D. Rafael Guerra y Félix, de Lengua; MªJosé, de Música; Segundo, de Filosofía; Félix y Gregorio, de Biología… ) incluso de aquellos  que no se me viene el nombre a la cabeza, pero sí la imagen, me he llevado un poquito en mi corazón.
¿Y por qué decía yo que marcó mi vida personal? Ahora tengo que agradecérselo a Félix, mi profesor de Lengua en C.O.U. y Director del instituto en esa época, y por supuesto, también a Mariví. Gracias a ellos conocí al que hoy en día es mi marido. En el verano, después de acabar C.O.U., Félix me ofreció dar clases particulares de Matemáticas en el instituto (esa fue mi primera experiencia como profesora de mate) y allí estaba él, un alumno de Mariví con la materia suspensa. ¡Vaya historia!
De los compañeros de clase, ¿qué decir? Fueron años maravillosos, de mucho compañerismo, de muy buena sintonía y de muchas risas. Yo siempre fui una chica seria y responsable, pero cómo no recordar los viajes de estudios a Francia y Países Bajos, en C.O.U. y a Andalucía en tercero. Cómo no recordar las fiestas en la discoteca, la venta de lotería, la subasta de regalos de los profesores, a mi compañero de mesa de tercero de B.U.P. garabateando mis apuntes, las preguntas de algún compañero poniendo en aprietos a algún que otro profesor, las bromas de compañeros, los ratos tirados en la hierba al lado de las pistas de baloncesto, las idas y venidas, en los recreos, al Colagón, las visitas a la cafetería, los malos ratos saltando el potro, pero también las risas en el gimnasio… y un montón de anécdotas y experiencias compartidas.
La vida nos ha ido separando, pero ha querido que mantenga algunos buenos amigos, pocos, pero muy valiosos. Sin embargo, sé que podría contar con cualquiera de ellos y eso es lo importante.
Cuando ahora mis alumnos de segundo de bachillerato dejan el instituto les digo que el equipaje más importante que llevan es el haberse formado como “personas”, los buenos momentos pasados con sus compañeros y profesores, pero también sus pequeños fracasos porque forman parte de su aprendizaje. Les digo que les deseo que, al igual que yo, se lleven de esta etapa de su vida las ganas de aprender, de ser, y sobre todo, de vivir.


lunes, 20 de febrero de 2017

Mi vida en el "Juana I de Castilla"... Victoria Martín (profesora de Economía)

Mi primer curso en Tordesillas, allá por el año 2000, supuso un gran cambio. Yo venía de un instituto pequeño, en el que había estado mucho tiempo, y llegué a un centro demasiado grandeque necesitaba ocupar 2 edificios (el actual y el antiguo), porque había 1100 alumnos y 90 profesores. Los alumnos también tenían un carácter diferente, “más fuerte.

Cuando en el curso 2006/2007 el IES "Juana I" se dividió en dos, se convirtió en un centro de trabajo muy cómodo y acogedor,  en el que me fue fácil hacer amigos, -profesoresy personal no docente-. Y empecé a sentirlo más mío, como una segunda familia.

He trabajado mucho, lo he pasado bien, me he reído, he disfrutado y he vivido algunas experiencias maravillosas con alumnos y compañeros. Pero también lo he pasado mal, porque trabajar con adolescentes es como estar en una montaña rusa y es duro tener que enseñar a quien no quiere aprender. Y muy mal, cuando nos ha dejado algún ser querido.

Ser coordinadora de convivencia durante 5 años, fue para mí una experiencia muy enriquecedora, a pesar de la carga de trabajo añadida. Conseguimos formar un equipo de profesoras muy sólido, con el que afianzamos los Equipos de Ayuda y vimos nacer los “Equipos de Mediación EscolarMe doy por satisfecha si  nuestros alumnos han aprendido a reflexionar antes de actuar y a ejercitar un poquito la empatía.

He tenido muy buenos compañeros, especialmente en el departamento de Administración al que tengo la suerte de pertenecer, al que llegan, cada año, profesionales con los que hemos conseguido crear grupos de trabajo sólidosque nos han permitido lanzar proyectos innovadores. Son tantos los profesores  que han pasado por el "Juana I" que es imposible mantener el contacto con todos ellos. Aprovecho para mandarles un abrazo .

Llevo demasiados años en este centropor lo que ya conozco a mucha gente de la zona. Cuando camino por el pueblo,  me encuentro a menudo con personas a las que saludar:  exalumnos, alumnos, padres de alumnos, empresarios etc… siempre atentos y educados. Quiero hacer una mención especial a estos últimos, los empresarios de la comarca, porque ha sido un lujo  para mi departamento, poder contar con la colaboración de tantas empresas,  siempre receptivas a nuestros proyectos. Desde aquí quiero darles las gracias.

Me acuerdo de mis exalumnos, por los que pregunto siempre que tengo ocasión. Me alegro cuando algunos me escriben, cuando vienen a vermecuando me dicen que han conseguido las metas que se habían fijado en fin, cuando les va bien en la vida. Y voy olvidando las veces que me hicieron perder la paciencia, lo que, cada año, va ocurriendo con mayor frecuencia.

Y esta es mi historia en el IES Juana I de Castilla, ¡TODA UNA VIDA! que, resumida en un folio, ya no me parece tan larga.

jueves, 16 de febrero de 2017

Mi vida en el “Juana I de Castilla”…Yolanda Sánchez (antigua alumna y madre de alumno)


CÓMO SER ALUMNA Y NO MORIR EN EL INTENTO

Mi experiencia como alumna en el Instituto “Juana I de Castilla” fue inolvidable. En la primera etapa de mi vida, siendo una niña y sin ninguna experiencia,  aparecimos mis amigas de Nava del Rey y yo en un centro de enseñanza muy diferente al que estábamos acostumbradas,  con muchos miedos y mucha incertidumbre de lo que nos íbamos a encontrar, influenciadas por anécdotas y vivencias de antiguos alumnos; nuestra sorpresa fue la gran acogida que nos brindaron los profesores y el buen compañerismo que nos ofrecieron el resto de alumnos que procedían  de los diferentes pueblos cercanos a Tordesillas y los de la propia localidad.

El primer año fue un gran cambio, muchos profesores desconocidos a los que entender y mucha materia que estudiar, pero siempre dispuestos a ayudar, aunque algunos más que otros.


Todo fue rodado y fue una gran pena abandonarlo, tanta, tanta.. que después de muchos años y dar muchas vueltas por diferentes lugares,  por casualidades de la vida terminé viviendo en Tordesillas, casada y con dos hijos, no trabajaba y me sobraba tiempo; decidí comenzar un Ciclo de Grado Superior en Administración y Finanzas, en el mismo instituto. Por sorpresa para mi hijo, iba a coincidir con él un año por los pasillos y lo mejor de todo era ir por las instalaciones del centro y  ver cómo los alumnos me trataban  como una profesora: esta etapa fue muy dura, intenté tirar la toalla,  pero ellos siempre estaban allí para apoyarme, para hacerme el curso más fácil, para poder compaginarlo con las obligaciones de madre y motivarme para que lograra finalizar lo que había comenzado, por eso, a vosotros, profesores de 1º y 2º del Grado superior, en especial a Rosa Rupérez y a José Miguel Pando que fueron mis tutores,  ¡¡¡MUCHÍSIMAS GRACIAS!!! por vuestra ayuda y comprensión, siempre os estaré eternamente agradecida.

lunes, 13 de febrero de 2017

Mi vida en el "Juana I de Castilla"... Carmen Benito (antigua alumna)

¡¡¡Qué ilusión!!!  ¡¡¡Y qué nervios!!!  Se acabó el colegio, y de ahí al instituto, que total, estaban al lado uno de otro, aunque eso suponía pasar de ser los mayores,  a ser los más canijos.

La primera impresión del instituto fue genial: me parecía de los de las películas, y eso con 14 años me entusiasmaba…"¡qué bobada!",  pienso ahora…Tenía  una rampa por la que entraban los coches de los profesores y arriba había un estanque pequeñito en el que más de uno se cayó y se caló hasta las rodillas… A la entrada, en su mostrador,  la señora Claudia y el señor Luis,  los conserjes,  grandes personas. Tenía una capilla,  que nunca llegué a ver abierta, eso sí,  por detrás de ella nos juntábamos un grupo guapo cuando hacíamos pintos. Hice primero y segundo allí,  pero sus instalaciones se quedaron pequeñas y obsoletas y se hizo un instituto nuevo...

De nuevo los nervios ¡¡¡¡estrenábamos instituto!!!! Pero, ahora, ya éramos más mayores y ahora estaríamos perdidos todos,   ¡cómo para no perderse! ... con sus dobles escaleras, que ya no sabías si subías por un lado o bajabas por el otro,  o era el mismo… ¡¡¡ay que líooo!!!

Fue el primer año que se implantaba la jornada continua y los que veníamos en autocar ya no teníamos que ir al comedor del colegio a comer, porque el comedor del instituto viejo se quitó para hacer mas aulas.

El aula de Dibujo  era la que más me gustaba: era grande, espaciosa...Y también recuerdo a mis profesores de Dibujo,  Paco y Carlos,  con el que también hicimos nuestros pinitos en la fotografía en un cuartito habilitado para tal fin,  al fondo de uno de los pasillos.

Otra característica era que tenía dos alas separadas por el gran hall recibidor y que no nos dejaban pasar si no éramos de ese lado: en un ala los de Bachiller y en la otra los de FP.

También teníamos cafetería, en la que durante el recreo te comías unos bocatas de panceta calentitos que estaban divinos.

Las aulas eran grandes, con dos puertas: una en cada extremo, lo que en aquellos tiempos también nos llamó mucho la atención. Grandes ventanales luminosos por los que algún parte -de las faltas de asistencia a clase- llegó a salir convertido en avión y volvió a entrar por la ventana de al lado.

Pasé cuatro inolvidables años en este instituto, pues repetí 3º de B.U.P. y C.O.U. Tengo grandes recuerdos de mi paso por el Juana I de Castilla,  profesores,  alumnos,  vivencias…. Muchas cosas que, poco a poco, vuelven de nuevo a mi mente y me hacen sonreír melancólicamente.

Mi hija también ha pasado por este gran instituto  y cuando fui a reuniones y demás,  a pesar de los años y de los cambios en las infraestructuras no lo vi muy diferente,  ni muy machacado;  según iba por los pasillos iba recordando dónde estaba cada clase y cada laboratorio…

Ahora  mi hijo, que empieza el curso próximo, ha dicho que no le importa dónde vayan a estudiar sus amigos;  él quiere ir al Juana,  porque es donde fueron su hermana y su mamá.


Así que seguiré viendo mi querido instituto unos añitos más. 

jueves, 9 de febrero de 2017

Encuentro con la escritora Marisol Ortiz de Zárate: un buen momento para rememorar Alicia en el país de las maravillas.

El miércoles 8 de febrero de 2017 visitó el I.E.S. Juana I de Castilla  la escritora Marisol Ortiz de Zárate, invitada por el Departamento de Lengua Castellana y Literatura. 

Laura Calvo Esteban, profesora de Lengua y Literatura, nos hace la crónica de la visita:

En un primer momento, Ángel (alumno de 4º de E.S.O.) y Beatriz y Maialen (de 3º de E.S.O.) entrevistaron en nuestra emisora de radio -bajo la coordinación y supervisión de la profesora Susana Arcos- a esta autora: se interesaron tanto por su carrera profesional como por su novela Cantan los gallos; lectura que han realizado los alumnos de 3º y 4º de E.S.O. en sus respectivas clases. 

Una vez terminado el recreo, tuvo lugar, en el Aula de Usos Múltiples, el encuentro literario de Marisol Ortiz de Zárate con los alumnos de 3º y de 4º de E.S.O. Allí estuvieron el Director del centro Ángel Luis Estévez García, el Jefe de Estudios Miguel Ángel Pérez Serrano, las profesoras de Lengua Castellana y Literatura y otros profesores que, amablemente, cedieron sus horas de clase para que se llevase a cabo la actividad.



Siempre es un buen momento para rememorar la genial obra inglesa Alicia en el País de las Maravillas, obra cuya gestación se debe a la oralidad: el intento de su autor, Lewis Carroll, de querer entretener a alguien, a niños y adolescentes. Y es ese el aspecto que Ortiz de Zárate remarca en su particular andanza como escritora: de gran “escuchadora” de historias en su niñez en la Biblioteca Municipal de su Vitoria natal  a “contadora” de historias en su madurez. Porque es así cómo se ha retratado. Ese embrujo, que suscita el contar con un público lector adolescente, ha ido acaparando parte de su tiempo, con una ardua labor de escritura diaria y con algún que otro sinsabor.


Y esto desemboca en Cantan los gallos, la gran huida al Sur de cuatro personajes muy singulares que luchan por sobrevivir en la España de mediados del siglo XVI: una curandera, una niña que se convierte en adolescente a lo largo de los capítulos, un albino y un truhán juglaresco. Cuatro personajes de ficción, pero que representan muy bien ciertos aspectos de la época: rechazo por las brujas, hechiceras o curanderas, desprecio por una niña huérfana que vive nómada en circunstancias adversas, racismo hacia un “rara avis” o un negro albino y escasa fiabilidad que emerge de un “encantador de serpientes” o prestidigitador. 

Finalmente, Marisol Ortiz de Zárate dedicó amablemente los ejemplares de Cantan los gallos que los alumnos le fueron presentando y posó tanto con los alumnos como con las profesoras de Lengua y Literatura, Almudena Domínguez Domínguez y Laura Calvo Esteban.


Cantan los gallos
yo no me duermo 
ni tengo sueño...









martes, 7 de febrero de 2017

Mi vida en el “Juana I de Castilla”… Francisco León (antiguo profesor de Francés)

Bonjour! Moi aussi, j’ai travaillé au Lycée “Juana I” de Tordesillas.

¡Hola a toda la comunidad educativa del Juana!
Soy Francisco León, profesor de Francés. Estuve trabajando en vuestro instituto durante el curso 2009-10, y creo recordar que impartía clase a tercero y segundo de ESO.
Han transcurrido ya muchos años, pero guardo un grato recuerdo de mi paso por el Juana.
No puedo olvidar a mi compañera y jefa de departamento, Isabel Díez, con ella todo fueron facilidades para desarrollar mi labor docente. También recuerdo con mucho cariño a las compañeras de Inglés, Ruth y Elena, con las que compartíamos el seminario. Y, por supuesto, me acuerdo de Pedro, el Director, que fue muy acogedor con los nuevos profesores y nos hizo de guía turístico, enseñándonos la bonita ciudad de Tordesillas. Sin ninguna duda, un pueblo muy importante para la historia española, y muy cercano al mío, Zamora, por el río Duero que nos une.

En definitiva, y a pesar de mi breve paso profesional por el “Juana I de Castilla”, estoy muy orgulloso de formar parte de su historia, y de haber podido contribuir, en la medida de lo posible, a que se haya convertido en un referente educativo en toda la provincia.

En el plano personal, me siento aún más orgulloso de poder tener como amiga a una excelente profesora y bellísima persona como es Mar Meléndez, jefa del departamento de Lengua.
Por último, me gustaría desear un buen futuro a todos los que forman parte de la vida del centro educativo y, desde luego, expresar mis deseos de volver a trabajar y compartir momentos de mi vida con todos vosotros.  





viernes, 3 de febrero de 2017

Regenta Teatro (re)presenta...LA DISCRETA ENAMORADA

La lluviosa mañana del 1 de febrero estuvimos en Valladolid; allí, en el teatro del Centro Cívico José Luis Mosquera, nuestros alumnos de 3º de E.S.O. y 1º de Bachillerato disfrutaron de una divertida representación dramática.





Regenta Teatro nos ofreció una amena y muy lograda representación de La discreta enamorada, del genial Lope de Vega.



Esta comedia de enredo, que transcurre en el Madrid de finales del XVI, nos cuenta la historia de Fenisa y su madre, Belisa, quienes viven en la calle de Los JardinesJusto enfrente vive Lucindo con su padre, el capitán Bernardo, un militar retirado. Fenisa está interesada en Lucindo, y Belisa se ha sentido observada por Bernardo. Parece un doble emparejamiento amoroso, pero en una comedia de enredo las relaciones no pueden ser tan sencillas. Cuando Fenisa recibe la noticia de que tendrá que casarse con el capitán Bernardo, si bien es consciente de que ama a Lucindo, no puede por menos que responder lo que contestaría una buena hija. Fenisa tiene que conseguir la atención de Lucindo, y desde el primer momento se siente dispuesta a conseguirlo, incluso aceptando una equívoca relación con Bernardo para llegar a su pretensión. Fenisa engañará a todos, pero será virtuosa, se casará con Lucindo y los personajes burlados encontrarán consuelo desposándose entre sí. 



Una obra, en definitiva, en la que se suceden los mensajes con doble intención, las confusiones, los malentendidos y los disfraces para simular otras personas.



Durante la representación, hubo muchos momentos cómicos, que nos hicieron soltar más de una carcajada. 





Estoy convencida de que todos los que hemos participado en esta actividad organizada por el Departamento de Lengua y Literatura hemos disfrutado con el teatro y con el GRAN LOPE DE VEGA.



jueves, 2 de febrero de 2017

Mi vida en el “Juana I de Castilla”… M. Ángeles Oyagüe (antigua alumna)

Mi paso por el instituto Juana I de Castilla fue, sin lugar a dudas, una etapa importante en mi vida.
Aquellos años fueron un referente y estuvieron en mi memoria, y, de forma muy presente, en los años que inmediatamente los sucedieron.

El tiempo fue atenuando los recuerdos, que fueron solapándose con nuevas vivencias, nuevas etapas. Sin embargo, permanece latente en mi memoria ese 'piloto de calor residual'.  Historias de compañeros y profesores del instituto o del Querido Señor Luis, nuestro conserje omnipresente, aparecen de manera habitual en mis conversaciones. La complicidad, la compañía constante, las risas... sobre todo las risas, frescas, jóvenes. Las risas incontenibles en mitad de una clase, que te dejaban sin respiración o te sacaban al pasillo, las risas en el recreo, risas en la cafetería, risas y conversaciones, en ocasiones también compartidas con los profesores. Yo venía de E.G.B. completamente arropada, rodeada  de amigos y compañeros con los que había crecido, estaba contenta.  Aún así, ¡el cambio fue increíble! enseguida hicimos nuevos amigos, algunos son ahora parte fundamental en mi vida. Y... comenzaron las risas... algún que otro disgustillo, también, ¡por qué negarlo! El desasosiego, la incertidumbre, la presión de las notas..... Con los trabajos de clase disfruté mucho, me quitaban tiempo de estudio, pero me motivaban y hacían que comprendiera mejor las asignaturas... excepto Dibujo Técnico... una ruina de presupuesto en blocs, rottrings y muchas horas de esfuerzo...
Quizá por la fuerza de la costumbre, mi reloj biológico empieza con el curso escolar.

El curso, en el nuevo edificio, empezó más tarde... largos días de espera con los libros forrados, todo listo, deseando empezar.  Estaba encantada con los laboratorios, me fascinaba la Biología, me gustaba la Geología y  ¡teníamos un laboratorio para ellas!  No tardé mucho en decepcionarme, apenas se daban clases prácticas y el uso de estos "estupendos laboratorios" se limitaba a las clases teóricas de Geología,  a tener en los armarios las probetas y una colección de insectos que Soledad C. y yo habíamos entregado como trabajo de Biología el año anterior. También en estos laboratorios se impartieron las primeras clases de Informática, aprendiendo BASIC con ordenadores de una novedosa marca, Apple, ¿os suena?

Otra gran sorpresa fue la relación con los profesores; si bien no con todos en la misma medida, en general, fue una relación cercana, agradable, especial. No puedo citarles a todos, hago mención muy especial a mi queridísimo José Luis de la Torre (El Optus), profesor de Biología en mi primer año de B.U.P., sus clases me fascinaban, su trato impecable, correcto, exigente, afectuoso, serio. A pesar de su seriedad, transmitía con pocas palabras, a veces solo con la mirada, confianza de la buena, sin miedos... Siempre estará en mi memoria. Carmen Corsino, profesora de Literatura en 2º, antes de cogerse la baja por maternidad, insistió con ahínco para que no eligiera Ciencias (lo mismo hizo José Luis, su sustituto) ... desatendí sus consejos; por desgracia, tenía muy claro lo que quería hacer, elegí Ciencias y una vez terminado el instituto, Biología. Cuánto me he acordado siempre de aquellos consejos..... ¡no me fue bien! ...

Félix y Segundo fueron los profesores más "guays" de 3º, gracias a ellos conseguimos ir  al viaje de fin de curso; en plena Semana Santa, no encontrábamos responsables que nos acompañaran.  Ellos lo hicieron con un concepto de la responsabilidad un poco "diferente". Jóvenes, divertidos, recién salidos del horno. Félix era profesor de Biología, sus clases eran amenas, dinámicas y siempre había un rato para hablar de la vida casi, casi como si fuera uno de nosotros... Segundo, profesor de Filosofía, en sus clases de Lógica insistía, con marcado acento asturiano, en que razonásemos y pensásemos por nosotros mismos; llevaba un sonrisa impresa, tanto que, cuando se ponía serio o se enfadaba,  veías su intento de dejar  los labios rectos en "modo-enfado", pero enseguida volvían a hacer curva, hasta que terminaba riéndose de la situación o de sí mismo, volvía a sonreír y se pasaba el mal rollo. El poema de Kavafis,  Ítaca, y su recuerdo son inseparables, él me lo enseñó : ..."Si vas a emprender el viaje a Ítaca, procura que tu camino sea largo, rico en experiencias, en conocimiento"...


A Fisiquín lo tuve de profesor en los tres cursos, entre unas y otras asignaturas que me gustaban, pero no se me daban  bien... iba justita, él lo sabía, me ayudaba y esperaba a ver mis resultados con otras asignaturas, si suspendía alguna, caía la suya, "así lo repasas",  decía, o " te falta un pelín, no sé qué hacer contigo", me lo decía en un tono bajo, tranquilo, sin estridencias... a mí se me ponía un nudo en la garganta que no me dejaba articular palabra. Tenía razón, a base de clases particulares y esfuerzo, mejoraba  resultados en las recuperaciones y seguíamos 'tan amigos'.

Por último, voy a citar a Octavio, profesor de Historia de la Filosofía en C.O.U.   Desde mi punto de vista, Gran Conocedor de su asignatura,  de cómo aplicar las Teorías de la Filosofía  a conceptos actuales con razonamientos y símiles cotidianos, fáciles de entender. Era mayor, creo que a punto de jubilarse, había sido fraile y tenía un hijo de 5 años, es decir, ¡mucho que contar ! y lo hacía con gracia y desparpajo,  pícaro y bonachón .....En su asignatura, por primera y única vez en la vida, fui la mejor de la clase... ¡era Genial!

Muchos otros profesores forman parte de mis recuerdos... todos ellos enseñaban y, de manera inevitable, educaban. La figura de Profesor es un referente, sin excepción; incluso los injustos, los poco empáticos,  los apáticos, los cascarrabias. Ahora circula por las redes el lema : "se educa en casa, en los colegios se enseña". No estoy de acuerdo, me entristece esa sentencia. Quieran o no, los profesores  son influyentes, una parte muy importante, en algunos casos fundamental, en la educación.

De mis compañeros, ¿qué puedo decir sin quedarme sin palabras? Incapaz de plasmar en unas líneas todos los sentimientos y emociones que compartimos. No quiero nombrar a nadie, sería injusto no poder mencionarlos a todos y sería interminable mi relato. Anécdotas, historias, vivencias que sólo nosotros compartimos. Al terminar C.O.U., éramos una piña, habíamos compartido una de las experiencias que más marcan en la vida, que no se repiten.
A todos vosotros, sabéis quiénes sois, OS doy las gracias. OS llevo en mi recuerdo. Además, estoy convencida : 

¡ NOSOTROS ÉRAMOS BUENOS, LOS MEJORES !