CÓMO SER ALUMNA Y NO MORIR EN EL INTENTO
Mi experiencia como alumna en el
Instituto “Juana I de Castilla” fue inolvidable. En la primera etapa de mi vida,
siendo una niña y sin ninguna experiencia,
aparecimos mis amigas de Nava del
Rey y yo en un centro de enseñanza muy diferente al que estábamos
acostumbradas, con muchos miedos y mucha
incertidumbre de lo que nos íbamos a encontrar, influenciadas por anécdotas y
vivencias de antiguos alumnos; nuestra sorpresa fue la gran acogida que nos
brindaron los profesores y el buen
compañerismo que nos ofrecieron el resto de alumnos que procedían de los diferentes pueblos cercanos a
Tordesillas y los de la propia localidad.
El primer año fue un gran cambio,
muchos profesores desconocidos a los que entender y mucha materia que estudiar,
pero siempre dispuestos a ayudar, aunque algunos más que otros.
Todo fue rodado y fue una gran
pena abandonarlo, tanta, tanta.. que después de muchos años y dar muchas
vueltas por diferentes lugares, por
casualidades de la vida terminé viviendo en Tordesillas, casada y con dos
hijos, no trabajaba y me sobraba tiempo; decidí comenzar un Ciclo de Grado Superior
en Administración y Finanzas, en el mismo instituto. Por sorpresa para mi hijo,
iba a coincidir con él un año por los pasillos y lo mejor de todo era ir por
las instalaciones del centro y ver cómo
los alumnos me trataban como una
profesora: esta etapa fue muy dura, intenté tirar la toalla, pero ellos siempre estaban allí para apoyarme,
para hacerme el curso más fácil, para poder compaginarlo con las obligaciones
de madre y motivarme para que lograra finalizar lo que había comenzado, por eso,
a vosotros, profesores de 1º y 2º del Grado superior, en especial a Rosa Rupérez y a José Miguel Pando que fueron mis tutores, ¡¡¡MUCHÍSIMAS GRACIAS!!! por vuestra ayuda y
comprensión, siempre os estaré eternamente agradecida.
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