Mi primer curso en Tordesillas, allá por el año 2000, supuso un gran cambio. Yo venía de un instituto pequeño, en el que había estado mucho tiempo, y llegué a un centro demasiado grande, que necesitaba ocupar 2 edificios (el actual y el antiguo), porque había 1100 alumnos y 90 profesores. Los alumnos también tenían un carácter diferente, “más fuerte”.
Cuando en el curso 2006/2007 el IES "Juana I" se dividió en dos, se convirtió en un centro de trabajo muy cómodo y acogedor, en el que me fue fácil hacer amigos, -profesoresy personal no docente-. Y empecé a sentirlo más mío, como una segunda familia.
He trabajado mucho, lo he pasado bien, me he reído, he disfrutado y he vivido algunas experiencias maravillosas con alumnos y compañeros. Pero también lo he pasado mal, porque trabajar con adolescentes es como estar en una montaña rusa y es duro tener que enseñar a quien no quiere aprender. Y muy mal, cuando nos ha dejado algún ser querido.
Ser coordinadora de convivencia durante 5 años, fue para mí una experiencia muy enriquecedora, a pesar de la carga de trabajo añadida. Conseguimos formar un equipo de profesoras muy sólido, con el que afianzamos los “Equipos de Ayuda” y vimos nacer los “Equipos de Mediación Escolar”. Me doy por satisfecha si nuestros alumnos han aprendido a reflexionar antes de actuar y a ejercitar un poquito la empatía.
He tenido muy buenos compañeros, especialmente en el departamento de Administración al que tengo la suerte de pertenecer, y al que llegan, cada año, profesionales con los que hemos conseguido crear grupos de trabajo sólidos, que nos han permitido lanzar proyectos innovadores. Son tantos los profesores que han pasado por el "Juana I" que es imposible mantener el contacto con todos ellos. Aprovecho para mandarles un abrazo .
Llevo demasiados años en este centro, por lo que ya conozco a mucha gente de la zona. Cuando camino por el pueblo, me encuentro a menudo con personas a las que saludar: exalumnos, alumnos, padres de alumnos, empresarios etc… siempre atentos y educados. Quiero hacer una mención especial a estos últimos, los empresarios de la comarca, porque ha sido un lujo para mi departamento, poder contar con la colaboración de tantas empresas, siempre receptivas a nuestros proyectos. Desde aquí quiero darles las gracias.
Me acuerdo de mis exalumnos, por los que pregunto siempre que tengo ocasión. Me alegro cuando algunos me escriben, cuando vienen a verme, cuando me dicen que han conseguido las metas que se habían fijado… en fin, cuando les va bien en la vida. Y voy olvidando las veces que me hicieron perder la paciencia, lo que, cada año, va ocurriendo con mayor frecuencia.
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