viernes, 10 de marzo de 2017

Mi vida en el "Juana I de Castilla"... Carlos Arconada (antiguo profesor de Lengua y Literatura)

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   ¡Treinta años edificando juntos. EL VALOR DE LA EJEMPLARIDAD!


El RECUERDO (o recuerdos, experiencias, impresiones…) que albergo de nuestro entrañable centro, el IES Juana I de Castilla de Tordesillas, es un cúmulo de vivencias intensas, indelebles, agradables, pero, sobre todo, especiales, muy singulares… por haber sido compartidas con tantas personas encantadoras,   relacionadas con el que puede presumir de ser el primer instituto de la localidad y su comarca. Este recuerdo va unido a un noble sentimiento: la gratitud o el agradecimiento.

Aprovecho para felicitar a todas las personas de la comunidad educativa del Juana I por estos treinta años del edificio en el que se desarrolla la vida escolar; a quienes participan en esta iniciativa; y, de modo particular, a las profesoras y profesores que  han impulsado esta celebración desde su entusiasmo y su convicción, con el apoyo del Sr. Director y del Equipo Directivo: porque recordar y reflexionar sobre estas tres décadas es un ejercicio emotivo, emocionante y conveniente, un auténtico valor de ejemplaridad para encontrarnos y reencontrarnos.

Todavía recuerdo la emoción, el reto y el honor que suponían para mí trabajar como profesor en Tordesillas, en su célebre instituto de ilustre nombre: “Juana I de Castilla.”   Por varias razones:

Tordesillas siempre ha supuesto (desde mi infancia) un referente para mí: su historia, su caudaloso Duero, su patrimonio, incluso su(s) discoteca(s) me entusiasmaban siendo adolescente, cuando me divertía (y era algo trasto) en Simancas, lugar de procedencia de mi familia materna. También recuerdo con aprecio a varios profesores (excelentes, por cierto) que me dieron clase en el instituto donde estudié el antiguo B.U.P. (Bachillerato Unificado Polivalente): habían trabajado en el Juana I de Castilla: el instituto trampolín para llegar a la capital.

Igualmente, antes de incorporarme en septiembre de 2012, sabía que el profesorado del Juana se distinguía por su gran experiencia y su excelente preparación junto a su notable vocación y la habilidad para trabajar coordinadamente, en equipo. Asimismo, estaba informado del ambiente de respeto mutuo y de la convivencia que caracterizaban (y caracterizan) los distintos tipos de relaciones humanas: “profesor-alumno”, “alumno-profesor”, “profesor-profesor”, etc.

Como escenario acogedor de esas vivencias que perviven, el espacio institucional o edificio escolar: ya treintañero. Casi dobla la mayoría de edad. Se dice pronto.

Pero más importante que los espacios de las aulas, departamentos, sala de profesores, biblioteca, conserjería, administración, despachos, cafetería, vestíbulo, patios, aparcamiento, etc. son las que transitan (o hemos transitado) por ellos, en especial, los alumnos y alumnas; el profesorado; todas las personas que, sin impartir clases, también  trabajan día a día con enorme generosidad (las conserjes, los responsables de administración, de limpieza, etc.); las familias…

Los espacios influyen en las personas, pero las personas también determinan y “construyen” y confieren vida y dinamismo a los espacios, con sus encuentros y su interactuar.  Recuerdo los días finales de junio cuando, terminadas  las clases, apenas se percibían ruidos, y el instituto enmudecía por la ausencia de los alumnos.

¡Qué maravillosos cursos académicos (2012-2013 y 2013-2014)! ¡Tantas personas!

De manera especial, recuerdo a mis alumnos y alumnas (a quienes nos debemos los educadores, pues ellos son nuestra razón de ser). ¡Cuántas vivencias compartidas! ¡Cuántas actividades, excursiones, trabajos, lecturas, inquietudes…!  ¡Cómo me acuerdo de sus aleccionadoras reflexiones y su afecto! A todos ellos (y a los que sin haber sido alumnos míos conocí y traté), les expreso mis mejores deseos y mi gratitud por su paciencia, por los momentos que pasamos juntos, por confiar en mí y por confiarme sus asuntos personales, incertidumbres, etc. Nunca los olvidaré.  De ellos aprendí tantas cosas buenas en las clases de Lengua castellana y Literatura (sistema LOE) de 1.º de Bachillerato, de 3.º de ESO; en las clases de la asignatura de Literatura Universal  ( 4.º de ESO), o en las del refuerzo de Lengua castellana (1.º y 2.º de ESO).

De mis compañeros de profesión (PROFESORES Y PROFESORAS): podría  indicar sus nombres, apellidos, responsabilidades, aficiones, compromisos y quehaceres en distintas comisiones, grupos de trabajo…Dos consideraciones, para no extenderme: auténticos profesionales y, sobre todo, excelentes personas. Me abrieron amplios y valiosos horizontes. Me ayudaron (y siguen haciéndolo) gracias a su destacable disposición, a sus agudas habilidades para trabajar en equipo y para configurar equipos de alumnos (mediación; valores: paz, convivencia; lectura; radio; talleres; efemérides…).
  
Quisiera agradecer a todos mis compañeros de esos años la cálida acogida que me ofrecieron desde el primer momento. De manera particular, a los Sres. Directores: D. Pedro Pérez y D. Ángel Luis Estévez (actual responsable del centro escolar): les expreso públicamente mi gratitud por la ayuda y el trato que me dispensaron, sentimiento que dirijo también a los Sres. Jefes de Estudios de los cursos en los que yo estuve en el Juana (D. Jorge Ramos y D. Enrique Hurtado) y al Sr. secretario, D. Roberto Bombín.

Asimismo,  recuerdo con entrañable y profundo afecto, admiración y reconocimiento a mis compañeras de departamento: las profesoras de Lengua castellana y Literatura: D.ª PILAR VILLA y D.ª PILAR T. LÓPEZ.  Sin olvidarme de la actual responsable del mismo, una gran Amiga y verdadero honor y gloria  de la Lingüística Hispánica y de la Filología: la profesora Mar MELÉNDEZ.

Un respetuoso recuerdo para una compañera excepcional (y mejor persona) que nos dejó: la profesora MARÍA BELÉN RODRÍGUEZ (responsable del departamento de Matemáticas). La emoción se impone al escribir su nombre: María. Permanece entre nosotros para siempre porque como muy certeramente expresó la escritora D.ª Ana María Matute: “Las personas no mueren, las morimos.” Yo sé que su sombra no habita el olvido, sino que vive en paz, disfrutando de la búsqueda de otros valles llenos de la serenidad de los grandes silencios, no tan sinuosos como los que conocemos.

Termino: estuve dos años en el IES Juana I de Castilla: antes de entrar por primera vez, sus puertas estaban abiertas de par en par, como ahora…¡casi tres años desde mi traslado a Valladolid!

Son recuerdos y vivencias (compartidas) que permanecerán indelebles para siempre e inseparables de los nombres y los rostros de todas las personas de la comunidad educativa.

De todos recibí (y sigo recibiendo) aliento, apoyo, muestras de ejemplaridad.

¡Muchísimas gracias! ¡Feliz aniversario!


    Carlos Arconada Carro




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