¡Treinta años edificando juntos. EL VALOR DE LA EJEMPLARIDAD!
El RECUERDO (o recuerdos, experiencias,
impresiones…) que albergo de nuestro
entrañable centro, el IES Juana I de Castilla
de Tordesillas, es un cúmulo de vivencias intensas, indelebles, agradables,
pero, sobre todo, especiales, muy singulares… por haber sido compartidas con
tantas personas encantadoras, relacionadas
con el que puede presumir de ser el primer instituto de la localidad y su
comarca. Este recuerdo va unido a un noble sentimiento: la gratitud o el
agradecimiento.
Aprovecho para felicitar a todas las
personas de la comunidad educativa del Juana I por
estos treinta años del edificio en el que se desarrolla la vida escolar; a quienes
participan en esta iniciativa; y, de modo particular, a las profesoras y
profesores que han impulsado esta
celebración desde su entusiasmo y su convicción, con el apoyo del Sr. Director y del Equipo Directivo:
porque recordar y reflexionar sobre estas tres décadas es un ejercicio emotivo,
emocionante y conveniente, un auténtico valor de ejemplaridad para encontrarnos
y reencontrarnos.
Todavía recuerdo la
emoción, el reto y el honor que suponían para mí trabajar como profesor en
Tordesillas, en su célebre instituto de ilustre nombre: “Juana I de Castilla.” Por varias
razones:
Tordesillas siempre
ha supuesto (desde mi infancia) un referente para mí: su historia, su caudaloso
Duero, su patrimonio, incluso su(s) discoteca(s) me entusiasmaban siendo
adolescente, cuando me divertía (y era algo trasto) en Simancas, lugar de procedencia
de mi familia materna. También recuerdo con aprecio a varios profesores
(excelentes, por cierto) que me dieron clase en el instituto donde estudié el
antiguo B.U.P. (Bachillerato Unificado Polivalente):
habían trabajado en el Juana I de Castilla:
el instituto trampolín para llegar a la
capital.
Igualmente, antes de
incorporarme en septiembre de 2012, sabía que el profesorado del Juana se distinguía por su gran experiencia y su excelente preparación
junto a su notable vocación y la habilidad para trabajar coordinadamente, en
equipo. Asimismo, estaba informado del ambiente de respeto mutuo y de la convivencia
que caracterizaban (y caracterizan) los distintos tipos de relaciones humanas:
“profesor-alumno”, “alumno-profesor”, “profesor-profesor”, etc.
Como escenario acogedor
de esas vivencias que perviven, el espacio institucional o edificio escolar: ya
treintañero. Casi dobla la mayoría de edad. Se dice pronto.
Pero más importante
que los espacios de las aulas, departamentos, sala de profesores, biblioteca,
conserjería, administración, despachos, cafetería, vestíbulo, patios, aparcamiento,
etc. son las que transitan (o hemos transitado) por ellos, en especial, los
alumnos y alumnas; el profesorado; todas las personas que, sin impartir clases,
también trabajan día a día con enorme generosidad
(las conserjes, los responsables de administración, de limpieza, etc.); las
familias…
Los espacios influyen en las personas, pero las personas también
determinan y “construyen” y confieren vida y dinamismo a los espacios, con sus
encuentros y su interactuar. Recuerdo los
días finales de junio cuando, terminadas las clases, apenas se percibían ruidos, y el
instituto enmudecía por la ausencia de los alumnos.
¡Qué maravillosos cursos
académicos (2012-2013 y 2013-2014)! ¡Tantas personas!
De manera especial,
recuerdo a mis alumnos y alumnas (a quienes nos debemos los educadores, pues
ellos son nuestra razón de ser). ¡Cuántas vivencias compartidas! ¡Cuántas
actividades, excursiones, trabajos, lecturas, inquietudes…! ¡Cómo me acuerdo de sus aleccionadoras
reflexiones y su afecto! A todos ellos (y a los que sin haber sido alumnos míos
conocí y traté), les expreso mis mejores deseos y mi gratitud por su paciencia,
por los momentos que pasamos juntos, por confiar en mí y por confiarme sus asuntos
personales, incertidumbres, etc. Nunca los olvidaré. De ellos aprendí tantas cosas buenas en las
clases de Lengua castellana y Literatura (sistema
LOE) de 1.º de Bachillerato, de 3.º de ESO; en las clases de la asignatura de Literatura Universal
( 4.º de ESO), o en las del refuerzo de Lengua
castellana (1.º y 2.º de ESO).
De mis compañeros de
profesión (PROFESORES Y PROFESORAS): podría
indicar sus nombres, apellidos, responsabilidades, aficiones,
compromisos y quehaceres en distintas comisiones, grupos de trabajo…Dos
consideraciones, para no extenderme: auténticos profesionales y, sobre
todo, excelentes personas. Me abrieron amplios y valiosos horizontes. Me
ayudaron (y siguen haciéndolo) gracias a su destacable disposición, a sus agudas
habilidades para trabajar en equipo y para configurar equipos de alumnos (mediación;
valores: paz, convivencia; lectura; radio; talleres; efemérides…).
Quisiera agradecer a
todos mis compañeros de esos años la cálida acogida que me ofrecieron desde el
primer momento. De manera particular, a los Sres. Directores: D. Pedro Pérez y D. Ángel Luis Estévez (actual responsable
del centro escolar): les expreso públicamente mi gratitud por la ayuda y el
trato que me dispensaron, sentimiento que dirijo también a los Sres. Jefes de
Estudios de los cursos en los que yo estuve en el Juana (D. Jorge Ramos y D. Enrique Hurtado) y al Sr. secretario, D. Roberto
Bombín.
Asimismo, recuerdo con entrañable y profundo afecto,
admiración y reconocimiento a mis compañeras de departamento: las profesoras de
Lengua castellana y Literatura: D.ª
PILAR VILLA y D.ª PILAR T. LÓPEZ. Sin
olvidarme de la actual responsable del mismo, una gran Amiga y verdadero
honor y gloria de la Lingüística Hispánica y de la Filología:
la profesora Mar MELÉNDEZ.
Un respetuoso
recuerdo para una compañera excepcional (y mejor persona) que nos dejó: la
profesora MARÍA BELÉN RODRÍGUEZ (responsable del departamento de Matemáticas).
La emoción se impone al escribir su nombre: María. Permanece
entre nosotros para siempre porque como muy certeramente expresó la escritora
D.ª Ana María Matute: “Las personas no mueren, las morimos.” Yo sé que su sombra no habita el olvido, sino que vive en paz, disfrutando de la búsqueda de otros valles llenos de la serenidad de los
grandes silencios, no tan sinuosos como los que conocemos.
Termino: estuve dos años en
el IES Juana I de Castilla: antes de entrar por
primera vez, sus puertas estaban abiertas de par en par, como ahora…¡casi tres
años desde mi traslado a Valladolid!
Son recuerdos y
vivencias (compartidas) que permanecerán indelebles para siempre e inseparables
de los nombres y los rostros de todas las personas de la comunidad educativa.
De todos recibí (y
sigo recibiendo) aliento, apoyo, muestras de ejemplaridad.
¡Muchísimas gracias!
¡Feliz aniversario!
Carlos Arconada Carro
Carlos, como siempre un 10....
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