domingo, 8 de noviembre de 2015

Carlota González Ortega, ganadora del I Concurso de relatos cortos de terror y suspense organizado por el Departamento de Lengua castellana y Literatura del IES. Juana I de Castilla.


Nunca antes me habían hablado de eso, siempre había sido un tema tabú en mi familia, siempre… hasta hoy.
Estaba limpiando el cuarto de mi hermana, como cada mes. Desde que se fue nos turnamos la limpieza mi padre, mi madre, mi hermano y yo. Mientras quitaba el polvo de su mesita de noche, me encontré un cajón con doble fondo, el cual escondía un diario. Sabía que aquello que iba a hacer estaba mal, pero las dudas que tenía sobre aquel 1 de noviembre podrían resolverse.
Eché un vistazo general, y había numerosas páginas en blanco, y otras con garabatos indescifrables. Aquello me estremecía. Abrí por la página del día 31 de octubre, me salté varios párrafos hasta que llegué a una parte que me llamó la atención. Por lo que tengo entendido, mi hermana nunca había creído en fantasmas ni en nada por el estilo, pero aquel día lo cambió todo.
Sus amigas y ella decidieron hacer una ouija para comprobar si todo aquello de las apariciones era verdad. Por lo que leí, siguieron los mismos pasos que en las películas para invocar a algún fantasma. Pero no les pasó nada raro ni vieron nada extraño. Hasta que mi hermana llegó a casa. Lo primero que hizo fue ir al baño; justo antes de salir, se giró y vio escrito en el espejo –con lo que parecía ser sangre-   “live or die, you choose”. Intentó borrarla, pero lo único que consiguió fue dejar una gran mancha roja. En ningún momento se le pasó por la mente nada escalofriante. Pensó que había sido Jorge (nuestro hermano), pero él insistió una y otra vez en que no había sido. De todos modos, decidió dejarlo pasar y seguir con su vida.
Durante unas semanas le sucedieron cosas extrañas, las cuales están perfectamente descritas. Hasta que un día todo se le fue de las manos. Hay unas cuantas páginas llenas de frases en lenguas muertas y otras con símbolos que nunca había visto.
Según lo que describe, parece que el supuesto fantasma que la atormentaba la poseyó. Fue en ese momento cuando decidió contárselo a nuestros padres, y estos le obligaron a ir a numerosos psicólogos. Ella pensaba que todos creían que estaba loca, y repetía una y otra vez “no estoy loca, no estoy loca…” Lo veía en todas las partes, en los espejos, en la calle, en sus sueños. Dejó de salir, estaba todo el día encerrada en su habitación con “Frankie”; ella apunta que él no dejaba de decir: “no te vamos a hacer daño”. Pero nuestros padres negaban oír ningún ruido.
Solo hay una última frase en una hoja arrancada, metida entre otras dos, en la que pone “ a veces el mundo de los vivos y de los muertos se mezcla, y ya no sabemos a qué parte pertenecemos”.
El resto de hojas están en blanco. Supongo que sería cuando la ingresaron en el psiquiátrico por esquizofrenia.

Carlota González Ortega

4º A

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